jueves, 29 de marzo de 2012

Juerga Sindical

Ya hemos comenzado la jornada de "Juerga sindical" y ya esta misma noche me he cruzado con una manifestación recorriendo las calles de la ciudad de Murcia poco antes de la 1 de la madrugada. Quizá pueda resultar llamativo que denomine juerga a la huelga general, pero realmente considero que es una juerga pactada por una serie de personas enarbolando la bandera de la defensión de los trabajadores, cuando lo que realmente se manifiesta es un apoyo flagrante a las grandes empresas y una destrucción criminal de los pequeños comercios.

Quizá esté equivocado, pero hasta donde tengo noticia la huelga es un derecho que, como trabajadores, tenemos todos para manifestar el descontento por una medida concreta referida a nuestra situación laboral. Si se manifiesta como un derecho es, por ende, un ejercicio de nuestra libertad no una obligación ligada a lo que una serie de personajes nos indiquen por unas prerrogativas que ellos consideren lógicas y necesarias. En teoría todos tenemos la libertad necesaria para podernos manifestar si queremos o trabajar si lo estimamos conveniente. No obstante, esa libertad que se presupone, sólo se manifiesta en determinados casos en los cuales no tienes por qué temerles a los piquetes informativos, cuya función es informar y no destrozar o impedir que una persona ejerza su derecho a trabajar, si quiere, porque, en el ejercicio libre de su pensamiento, puede estar de acuerdo o no con las medidas que el empresario, la institución o el gobierno pretende imponerlee, y por tanto puedo apoyarlas o no. Esta "libertad" para asistir a nuestro puesto de trabajo no la pueden ejercer aquellos que tienen un pequeño comercio, en la mayoría de ocasiones, por miedo a que su local sea destrozado por unas personas que se creen en la posesión de la única verdad y que se creen en la obligación de hacerle entrar en razón por todos los medios, incluso cuando los que deban usar sean violentos. El que suscribe este escrito, mañana se ve obligado a estar en huelga porque el dueño de la pequeña empresa donde trabaja ha decido no abrir por miedo, y con palabras muy semejantes lo ha expresado, a que haya algún problema si se presenta algún piquete con ganas de armar camorra, y, teniendo en cuenta que trabajamos con niños, no nos podemos arriesgar a eso. Manifestándose ésta como una postura muy legítima, resulta que uno de los perjudicados soy yo, puesto que mañana no voy a cobrar por el trabajo que no realice, aun cuando yo estoy dispuesto a trabajar. Una buena amiga que tiene una librería, se ve obligada a cerrar mañana también por miedo a que un piquete le destroce el comercio, generando con ello unas cuantiosas pérdidas que no podría asumir teniendo en cuenta la situación económica en la que se encuentra en la actualidad. Y otros ejemplos similares que se podrían aportar y que seguro todos tenemos más o menos cercanos. Esto me hace cabrearme sobremanera por el hecho de que yo mañana seré contado como uno de los que han secundado la huelga y se supondrá que de forma libre, cuando realmente no tengo otra opción, y el sumum del cabreo reside en que no tengo otra opción simplemente por el miedo que tiene mi jefe y como él tantos otros, y no por considerar necesarias las medidas adoptadas frente al gobierno o por este.

Sin embargo en el otro extremo se encuentran los centros comerciales y grandes superficies de venta, que tienen contratados unos servicios de seguridad con potestad para actuar en situaciones violentas y retener a los culpables de las mismas hasta la llegada de la policía o las fuerzas del orden correspondientes. Por este motivo las pérdidas que les puede suponer, en su gran mayoría, a estas grandes superficies son mínimas, pues sin necesidad de saber sus intenciones, es seguro que para mañana tienen contratados servicios especiales de seguridad a lo que habrá de añadirse que los servicios del orden públicos, en el cumplimiento de su obligación, es más que probable que en esas zonas, que se prevén más conflictivas, tengan una presencia mayor que en días normales.

Por todo esto me reafirmo en el título de este escrito, se trata, ni más ni menos que de una juerga que han montado los sindicatos para salir a las calles y dejar claro que ellos son quienes mandan y quienes tienen la potestad de decidir por nosotros, porque pueden y saben pensar más y mejor lo que somos y queremos.

Si la huelga es un derecho que debemos ejercer libremente, sería bueno que exigiésemos e hiciésemos valer esa libertad a actuar según nuestra conciencia y no según la conciencia de los sindicatos mayoritarios que consideran eso como lo mejor; porque sólo se manifiesta lo mejor para los grandes comercios que no cerrarán sus puertas y que desarrollarán su jornada laboral prácticamente como siempre o a lo sumo con unas cuantas horas, que, de darse la situación, no serán muchas, en las que tengan que permanecer cerrados. Y quizá también se manifieste como lo mejor para su fama de adalid de la defensa de los trabajadores, cuando realmente manifiestan en sobradas ocasiones que sólo les interesa el bien para aquellos que les hacen ganar dinero, ya sea de forma directa con sus cuotas, ya sea de forma indirecta por las subvenciones estatales.

Sería deseable que los piquetes informativos hiciesen honor a su nombre y su única labor fuese la de informar y respetar la libertad de cada uno, que estoy seguro de que muchos lo hacen, pero hay una buena parte de ellos que sería mejor llamarlos piquetes destructivos. Así mismo sería desable que los sindicatos condenasen ese tipo de actuaciones y realmente las combatiesen, pues con su silencio y/o su inoperancia ante tal realidad, apoyan de forma tácita tales actuaciones.

A mi juicio la situación de tener que secundar la huelga por obligación impuesta por los sindicatos a toda la sociedad, responde ni más ni menos que a unos defectos en la educación de la sociedad que se manifestan flagrantes en situaciones como ésta y que pueden dejar al descubierto los verdaderos intereses de instituciones que, de cara al público, pretenden defender al más desfavorecido y en su fuero interno se manifiestan bien distintos. Si la sociedad tuviese un talante crítico suficiente y la educación necesaria para poder interpretar lo que ocurre a su alrededor, no sería necesario que nadie nos obligase a manifestarnos contra unas reformas que tienen como único fundamento la opresión, porque nuestra capacidad de raciocinio sería suficiente para entender que esas medidas van en contra de nuestros intereses como trabajadores. Si hay necesidad de obligar a la gente a que haga huelga para después salir diciendo que la misma ha sido secundada por una gran mayoría de la sociedad (como sé que ocurrirá, sin ser yo vidente) es porque, o bien se tiene conciencia de que estamos defendiendo algo indefendible pero que va en contra de nuestros intereses particulares como institución o como entidad de poder, o bien se considera que debemos hacer la guerra a una ideología concreta porque desde un punto de vista radical la consideramos como perniciosa. No cabe la menor duda de que si la educación que hubiese recibido el pueblo fuese de mayor calidad y orientada a ejercer nuestra libertad como valor supremo y no a responder como borregos a lo que considera lo mejor un presidente (yo diría dictador) elegido por el pueblo en el ejercicio de su soberanía, la clase política además de ser mucho más sana y más "escuchante" de la voluntad de aquellos que la eligieron, tendría que trabajar mucho más y mejor para ganarse y mantener un sueldo que en la actualidad no merecen por ser excesivo y por no cumplir con el cometido por el que fueron elegidos. No cabe duda tampoco de que los sindicatos deberían ejercer su defensa de los trabajadores de forma más eficiente y no manifestando, como ocurre, que lo único que pretenden defender (o al menos lo que más) es su posición (y quizá también sus cuentas) para ejercer presión al gobierno, si en un momento dado es necesario para hacer notar su presencia e importancia en la sociedad.

Mañana, o quizá pasado, volveremos a presenciar una de esas paradojas a las que tan acostumbrados estamos y que, curiósamente, sólo se dan en política, todos se verán como ganadores, mientras serán vistos por la parte contraria como derrotados mentirosos. Ya hemos visto en las elecciones andaluzas que tanto PP, como PSOE e IU se consderan ganadores, aun cuando sólo uno tiene la mayoría del respaldo popular, no siendo quien de forma real vaya a gobernar, todo ello según una ley electoral cuyo talante democrático e igualitario es más que discutible. Y ya veremos también una situación semejante cuando se critique el alcance de la huelga, que los sindicatos manifestarán que ha sido un éxito rotundo, tras lo que el gobierno afirmará que los datos que barajan los sindicatos no están basados en la realidad, mientras que los suyos sí, y la huelga ha sido algo anecdótico. Por tanto la situación seguirá estando en el mismo sitio, seguirá habiendo la misma desigualdad que fastidia y beneficia siempre a los mismos y de la misma forma. Seguirá habiendo la misma falta de trabajo, la misma falta de bienestar y los mismos problemas que ello deriva para la gran mayoría de la sociedad, mientras unos cuantos se regodean en sus buenas posiciones y a buen seguro que se ríen de nuestras penurias y dificultades mientras que ellos disfrutan de sus sueldos millonarios y casi blindados y nos invitan a seguir apretando un cinturón que hace tiempo que no es necesario porque nos cortó la respiración y nos provocó una muerte por asfixia. Pensandolo bien, quizá tanto nombrar el cinturón es como preparación para la próxima campaña para acabar con el paro y que quizá consista en regalar cinturones para los parados, ya que una vez los hayamos liquidado a todos no por inación sino por estrangulamiento, habremos acabado radicalmente con el paro y tendremos menos bocas que alimentar. Esperaremos acontecimientos.

martes, 28 de abril de 2009

Lost

Uno también se moderniza, y mira, aunque no sea el colmo de la novedad, he empezado a ver "Lost", la serie que se emite en cuatro. No obstante, yo la he tomado de manos de un hippie, que desde que tienen el plus en el salón ya no son lo que eran, dicho con cariño, claro está.
Repiten casi como un estribillo que todos tenemos derecho a empezar de nuevo y no hay mejor momento para hacerlo que después de un suceso que hace que tu vida dé un giro inesperado y te la vuelva toda del revés. Me resulta tan raro escribir sobre algo medianamente agradable, o incluso positivo, que parece que fuera otro quien hablase, pero la verdad es que tengo la sensación de que también yo he empezado de nuevo, una vez más. Estoy releyendo "El Lobo Estepario", instigado, cierto es, por un alumno, o más bien movido a ello por el hecho de que él esté ahora adentrándose en la turbulenta y pesarosa vida de Harry Haller. Como ya dije tiempo atrás quería volver a retomar esta obra que tanto daño y tanto bien me hizo en su momento, pues no me he atrevido en mucho tiempo a volver de forma completa sobre sus hojas, y ahora llevado hacia ella por motivos muy distintos, estoy disfrutando de ver que quizá esa vida de lobo estepario que un día llevé o creí llevar ha evolucionado y he podido amansar a la fiera. Hoy leía el Tractat del Lobo Estepario, y me alegra comprobar que dejé de ser un suicida con miedo a concluir sus inclinaciones. Este alumno, que ya en varias ocasiones me ha sorprendido gratamente, me preguntaba que por qué yo decía que en cierto modo era como Harry, pues nada, esta era una de las facetas que me unían a él.
Pero nada, todos tenemos derecho a empezar de nuevo, si ya dejé de ser tan lobo de la estepa como lo fui en el pasado, esperemos que el nuevo comienzo, que ya se empezó a fraguar hace un tiempo, traiga venturosos momentos. Por ahora me ha devuelto la dignidad en gran medida, al menos la necesaria para que yo mismo me sienta así en diversas facetas personales, amorosas (aunque efímeras y escasas), laborales...
Como siempre, no pretendo nada especial con decir esto, pero nada, aquí queda ya una actualización. Sólo agradecer al hippie que me haya traido "Lost" que al menos se prevén noches de entretenimiento y que en su día me presentó a Harry Haller, y también como no, a mi alumno que me haya incitado a volver de nuevo a retomar la obra de Hesse.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Melancolía o decepción

No, no se trata de una canción de Fangoria, aunque bien podría serlo.

Ayer, mientras volvía a casa a las 11 de la noche, al pasar por la plaza de Europa toda la calle estaba inundada por las notas melancólicas de una canción, que no sabría reconocer y que me trajo muchos recuerdos de mi infancia y de mi adolescencia. La armónica le daba un carácter mucho más dramático y decadente, acorde con los pensamientos que en ese momento tenía en mente y que me hacían tener las lagrimas pugnando por brotar de mis ojos. Extrañamente me sentí sereno, se me deshizo el nudo que tenía en la garganta y pude seguir caminando con aquella melodía en mi cabeza. Eran horas en las que tiempo atrás había dedicado a abrir mi corazón y mi mente a alguien en quien tenía puestas muchas de mis ilusiones presentes y algunas futuras. Ilusiones que ahora yacen echas añicos y cuya recomposición es dificil y costosa, empresa que no estoy seguro de querer iniciar. Soy tonto de solemnidad, ya en alguna entrada anterior lo había proclamado a voz en grito y la realidad y el tiempo parecen darme la razón. Mis miedos, mis angustias, mi negatividad innata han hecho mucho por forjar mi presente y a diario sufro sus consecuencias. Ya me he acostumbrado a ellas y forman parte de mí.
Son muchas las ganas que tengo de romper con todo, pero de qué me sirve proclamar éstas si a diario me falta el valor para hacerlo. Todos recogemos los frutos de nuestra siembra, sin duda yo estoy recogiendo los míos y para ser de campo, está claro que no he sabido aprender ni siquiera las buenas épocas ni los buenos terrenos para ejercer la siembra. Como tiempo ha decía en un escrito privado, por diversos motivos cayeron las defensas que tenía ante muchas cosas, abrí mi corazón para que alguien entrase, y entró, pero olvidé cerrar las puertas para conservar eso que tanto quería tener y se me escapó. Ahora sé que lo único que me queda es una fortificación ruinosa, sin sentido y vacía. Ya no sé si es melancolía el sentimiento que aquejo por tantos y tan buenos momentos vividos, o es decepción por no haber sabido conservar lo que tenía y acercarlo cada vez más a mí.´
De todo esto ¿qué queda? superarlo; aunque sin ganas, pero en cuestión de miedos hay uno que siempre ha superado a los demás y es el que intento evitar siempre e irremediablemente siempre termino en el mismo punto. Echando vista atrás veo que lo único que tengo en mi haber es un conjunto de excusas, de mentiras, de sinsabores, etc., que son los que han configurado mi existencia actual, aderezados por una serie de buenos tiempos que nunca he sabido apreciar y considerar con la suficiente fuerza como para afianzarme en ellos.
En fin, ya estoy haciendo lo que mejor se me da, quejarme infinitamente hasta la saciedad. Bien es cierto que este año no va a entrar en los anales de mi vida como el más dichoso, sino que más bien roza lo nefasto. No obstante, qué derecho tengo yo a estar quejándome por ello, y lo que es más de qué narices me sirve todo eso. No hay cosa que más deteste que las personas que siempre se están quejando de lo mismo y siempre vuelven a caer en sus mismos errores, quizá los reconozca tan bien porque llevo aprendiendo de mí mismo durante 28 años.
Pues nada, con esto concluyo por hoy, aunque me gustaría decir que definitivamente, pero como en las peores amenazas, volveré casi con total certeza. Aquí está la actualización que varios me han pedido, quizá no era esta la forma en la que ellos esperaban (ni yo mismo) que actualizase y ciertamente no era este el texto que tenía más o menos preparado, pero aquello queda en el olvido, hoy me apetecía decir esto, para quien le pueda interesar si es que a alguien importa. Hoy no os pido que comenteis nada, hacedlo si os place o pasad de lo dicho si lo considerais mejor, a vuestra elección lo dejo

martes, 27 de mayo de 2008

Prima o poi dovró imparare...

"Escribir es olvidar", así finaliza el libro que hoy he terminado de devorar, "Nosotros que tanto nos mentimos" de Luis Deulofeu. Estoy en los últimos tiempos muy necesitado de ese olvido, de dejar tantas cosas atrás y mirar de nuevo cara a cara al futuro que no sé ni por donde empezar a hacerlo. Es tiempo de renovación, de romper con todo, de volver a lo esencial, de soltar todo el lastre y virar rumbo a un futuro incierto guiado únicamente por los hados funestos que guían a placer mi vida y que tienen su habitat en lo más hondo de mi alma (o quizá sea tiempo de romper también con esa costumbre y dejarme guiar por mí mismo). Siento en los últimos tiempos como si mi vida fuera una continua huida de mí mismo, de ese yo que no sé quien es pero que refleja y siente todo lo que yo no le enseñé. Es tiempo de destrucción y construcción, como cada ez que algo rompe mis defensas, me vuelvo a encontrar con esos fantasmas que son quienes viven por mí y que son quienes me imponen sus sentimientos. Como Descartes, siento que mi realidad se encuentra en manos de ese genio engañador que es mi propio yo, ese genio engañador que yo alimento y le consiento que me devore.
Me siento inmerso en una situación estúpida, presa de todos esos fantasmas que creí dominar en el pasado y que sin embargo no habían hecho más que tomarse unas vacaciones. No obstante me ofrecen una tregua, ya sé cual es su modus opperandi y ya he adivinado sus intenciones, por lo que creo que me resultará más sencillo ponerles freno. Mas, ahora siento mucho miedo, pero un miedo real al fracaso más absoluto, hay mentiras que se confunden tanto con la realidad que hasta para mí mismo son inconfesables. A veces creo que me encuentro ante mí mismo y lo único que consigo es reflejar y sentir toda esa frustración que han ido acumulando los años y todos esos errores que yo mismo me he consentido y que me han desturido porque han destuido una de mis mayores y mejores capacidades, la de enfrentarme a la vida con espíritu luchador y a veces incluso temerario.
Cercano está mi cumpleaños, ya serán 28 los años que vago por este terreno cenagoso en el que con tesón y dedicación absoluta por mi parte, se ha llegado a convertir mi vida. Pero no es la edad lo que me preocupa, a fin de cuentas los años no son más que una arruga más que lamentar y una cana más que ocultar. Es esa otra edad que tan sólo uno percibe y que la vida más que el transcurso del tiempo te hace tener. En esta segunda "edad" ya no serán 28 los que cumpliré, sino más bien 128. Me siento hastiado, agotado de tantos frentes en los que he luchado contra mí (en mayor medida) y contra los demás. La banda sonora de mi vida siepmre ha tendio las notas de un Requiem, esas que el gran maestro del Salzburgo compuso para sí mismo desde la tumba en que se había convertido su existencia y que mejor que ninguna otra pieza musical refleja la cercanía de la muerte, el débil muro que separa este mundo de las mansiones infernales. La melancolía, la angustia han sido siempre mis seguras compañeras en cada uno de mis viajes, y de vez en cuando se dejan caer por casa para que no me olvide de que siguen al acecho. En los últimos tiempos se han visto desplazadas por mis nuevas amigas, la nostalgia y la necesidad de olvidar, ambas me dan la vida y me la quitan por momentos y a partes muy desiguales, siempre arrastran más de lo que dejan. "Y es que ser feliz requiere un riesgo, sentirse libre" (citando de nuevo a Deulofeu); y ¿cuánto hace que mi libertar es fingida? ¿Cuánto tiempo vivo esclavo de mis miserias, de mis acciones, de mis deseos inalcanzables y de mis continuas huidas sin saber a donde? Hace mucho que la mayor esclavitud que padezco es la incapacidad para amar a que ha llegado mi corazón tras largos años de entrenamiento, a veces es fácil confundir la facultad para amar(nos) con la facultad para aguantar(nos).
Quizá tenga razón el libro al que hacía mención al principio, somos más los libros que leemos que los que escribirmos. Pocos han dicho tanto de mí como aquel "Lobo Estepario" que me devoró mis entrañas hace años, o aquiel Cioran de "El Breviario de los Vencidos", o "Los Silogismos de la Amargura", "Ese Maldito Yo" y tantos otros de su angustiada y anguistiosa pluma. Como el propio Luis Deulofeou afirma, mi biografía está dispersa en tantos lugares...
Todos estos miedos míos, mis angustias tienen mucho que ver con los demás (y sólo unos pocos podrán poner cara concreta a parte de estas angustias), pero razón tiene el autor del libro que vengo citando cuando dice que "la eternidad aunque sólo dure una mañana, depende mucho de los demás y muy poco de nosotros mismos"; quizá sea el olvido y la muerte lo que depende de nosotros mismos y a lo que nos inducimos a menudo.
"Escribir es olvidar"

viernes, 25 de abril de 2008

Estúpido

No sé ni por qué me he planteado hoy escribir. Siglos hace que no me planteo actualizar esto, pero vereis, hoy me siento ridículo y tenía que compartir este sentimiento. Quizá no os interese, preo bueno, supongo que tampoco me enteraré si es así. Mañana voy a recibir una visita que he estado esperando mucho tiempo y que en los últimos días he estado preparando con mucho cariño, no obstante, yo esperaba, quizá, algo distinto de ella. Se planteaba el fin de semana casi como un idilio y ha quedado como un encuentro amistoso. No sé si el motivo habrá estado en lo cauteloso de mi actitud, ya que no sería la primera situación ridícula a la que me enfrento, o si lo habrá estado en alguna otra cosa, ni sé si tiene un motivo concreto. Es estúpido plantearme tal cosa, creo, pero bueno, también yo soy estúpido por considerar ciertas ilusiones o ciertas señales, o lo que yo creía que lo eran. Nunca se sabe lo que uno encontrará por estos mundos, pero yo creo que nunca encuentro lo que busco y si lo hago lo desprecio.
En fin, nada más, como decía antes no tenía muy claro por qué escribía ni con qué objeto, pues aunque no es dificil intuir por donde va el tema, tampoco he contado nada de él. En fin, gracias nuevamente por leerme. Besitos.

domingo, 10 de febrero de 2008

Alí Babá y los cuatrocientos mil ladrones

Aquí de nuevo, hoy no os voy a aburrir con mis meditaciones metafísicas, más bien espero que os riais un rato como yo lo hice con un papelito que iban dando el domingo pasado los de la Peña el Roncaor, en el carnaval de Águilas, aquí os pongo el texto:
Ya los bandidos dejaron
de estar en Sierra Morena
y a los pueblos bajaron
a continuar su faena.
Ahora tienen su guarida
su cueva y su aposento
para formar su partida
en cualquier ayuntamiento.
Encontraréis sus cubiles
metidos en los concejos
y disfrazados de ediles
chorizan sus milloncejos.
Estos modernos cuatreros
en líos inmobiliarios
sisan sus buenos dineros
afanan grandes salarios.
En comisiones ilegales
y reconversión de terrenos
rapiñan grandes caudales
saquean bienes ajenos.
Habiendo sido elegidos
en imparcial votación
son estos nuevos bandidos
la plaga de la nación.
Cuatrocientos mil ladrones
poseen España ya
y casi todas sus poblaciones
tienen un Alí Babá
Consejos
Buen ciudadano inocente
que crees que das tu voto
a un estadista eminente
y luego es un manirroto
expoliador delincuente.
Con su palabra sincera
gran mejora te promete
y luego es trama embustera
porque la mano te mete
y te roba la cartera.
Todos los mítines pisa
sin cesar de prometer
con una falsa sonrisa
y solo busca el poder
para enriquecerse aprisa.
Hay que ser desconfiados
ten cuidado con quien tratas
que en los puestos elevados
hay cada vez más piratas
y emnos hombres honrados.
Paisano no te ilusiones
y déjate de alegrías;
cuando haya votaciones
mira bien en quién confías
y donde tu voto pones.
Quizá no esté sobrado de ingenio el que lo escribió, pero a mí me hizo gracia cuando lo leí y bueno, la verdad es que sentí bastante identificado lo que decía el texto con lo que yo pienso acerca de la alternancia en el poder y la intención de muchos de los que quieren llegar a ser gobernantes.

lunes, 21 de enero de 2008

Retorno

Si alguien ha osado visitar este blog en los últimos meses se habrá dado cuenta de que la proliferación de entradas en un corto espacio de tiempo ha dado lugar a dejar muchas de las promesas hechas en algunas de ellas, sin cumplir, como el apasionante relato de los hechos acaecidos en la visita a Alicante con los insignes miembros de la SEEC que he tenido a bien no volver a acompañar en sus salidas tanto de tono como de excursión. Pero bueno, el ansiado retorno ha llegado, aunque no sé por cuanto tiempo.
Hay muchas cosas que han cambiado en estos meses, otras que no tanto, entre las que no, sigue mi forma de expresar las cosas, esto es, ser un poquito pesado, pero os doy licencia para no leer lo que sigue si no lo considerais oportuno, ya que el único motivo que me incita a escribirlo es la necesidad de escribir algo y que alguien lo pueda leer.
Hoy, Uno (y lo escribo con mayúsculas porque para mí este es su nombre propio) me ha acusado de ser poco apasionado, hecho que no he podido hacer otra cosa que admitir, máxime cuando se remitía a situaciones que atestiguaban tal afirmación. Y ciertamente es que en mi la pasión quedó atrás hacie tiempo, pocas son las cosas que hoy por hoy despierten en mí tal ilusión que me hagan desvivirme por ellas. Y es que estoy harto de todo, hasta tal punto que estoy harto hasta de estar harto. Supongo que habrá quien me diga que esto son ciclos, que pronto me sentiré mejor, que es fruto del agobio, etc. etc., pero lo cierto es que día a día me desencanto más de las cosas y de las situaciones que vivo. Quienes están más cercanos a mí saben que no tengo pareja desde hace años, si es que a lo que tuve se le puede denominar como tal, y que no parece que el amor vaya a sonreirme a corto plazo; que mis estudios no parecen terminar nunca unas veces por mi propia pereza otras porque no paran de surgir problemas casi a diario; que en el plano económico tampoco ando muy suelto y esto me produce ciertos agobios; situaciones todas ellas que me traen de cabeza porque ansío ya un poco de estabilidad en muchos ámbitos de mi vida, pero de las que no puedo culpar a nadie más que a mí mismo, ya que no recibo más que las consecuencias de actuaciones pasadas, si bien en algunos casos las recibo con intereses. Lo peor de todo esto, es que ciertamente me comporto ante ellas de una forma indolente, como si para mí fuesen situaciones sin importancia. Parece que yo sea una persona firme y valerosa, y nada más alejado de la realidad, si tengo que tirar hacia adelate todos los días es por puro instinto de supervivencia, no por valentía, tengo mucho miedo de muchas cosas.
De lo que más miedo tengo es de estar solo, y sin embargo, planeo para años venideros y no muy lejanos, un retorno al pueblo que me vio nacer, en una especie de retiro voluntario en mitad de la huerta. Cada día tengo más la sensación de haber errado casi cada paso que he dado, la gran mayoría de las cosas que he hecho me han hecho ahondar más en la angustia y en el sufrimiento, pero quizá ese sea el motor de la historia. Estos días está saliendo en ABC una colección curiosa que se llama memoria visual de España, y me está haciendo pensar que todo lo que se ha construido, todo el bienestar económico y político que tenemos en la actualidad (aunque en muchas ocasiones sea más bien ficiticio) está asentado sobre la base del sufrimiento de mucha gente, regado con las lágrimas de los miles de huérfanos, viudas y viudos que han dejado las guerras que jalonan nuestra historia, y aderezado con los infinitos odios y rencillas que nos empeñamos en crear entre nosotros por cualquier motivo, por liviano que sea. Todo esto no ha acabado todavía, y seguirá creciendo día a día no sólo en nuestro país, sino en todo el mundo y no sé muy bien cual es el objetivo de ello, pues no veo el avance que eso puede crear en ningún ámbito, pues el principal, el ámbito humano, hace siglos que quedó olvidado en pro de una macroestructura de la que todos somos esclavos. No puedo evitar pensar (y este es mi mayor mal) que soy (que todos lo somos) cómplice de un genocidio sin límites que viene sucediéndose desde hace siglos y que no parece que vaya a acabar pronto; cómplice porque mi actitud revela que también yo me he acomodado a ese sitema que es fruto del sufrimiento y que sólo genera sufrimiento. Dicen aquello de que mal de muchos consuelo de tontos, pues yo debo ser tonto hasta para consolarme, que como ya veis no me sirve de consuelo sino de angustia. Muchos pensareis que son rayaduras estúpidas, que me caliento la cabeza de más, bueno, es cierto, para qué lo vamos a negar, pero la verdad es que prefiero que si debeis comentar algo así, no lo hagais, que, como digo ya consciente de que es así.
Supongo que necesito unas vacaciones, que me ayudarán a recuperar algo de aquella pasión que dejé por el camino y que Uno me reveló que ya no tenía. Pero no encuentro el día ni la hora de ser realmente valiente y enfrentarme a mí mismo y a mis miedos, quizá tenga miedo de ser libre, libre de verdad, de verme sin ataduras interiores de ningún tipo. Quizá esto sea una utopía entre tantas otras, porque todo eso supondría negarme muchas cosas de mí mismo a las que estoy aferrado. Creo que me leeré de nuevo "El Lobo Estepario" de H. Hesse ya en su día me sanó y espero que pueda volver a hacerlo y que pueda entrar en el teatro sólo para locos en el que la entrada cuesta la razón y salir renovado de él. Aunque no tengo muy claro si me encuentro ya en esa función y lo que quiero es salir de ella.
Muchos besos y gracias a los que os hayais atrevido a llegar hasta el final, sé que puedo resultar tedioso, pero siempre es agradable comprobar que alguien es capaz de aguantarlo. Y perdonad el alarde de sinceridad, espero que no haya estado muy fuera de tono, aunque tampoco creo que hayais entendido nada más que estoy como un cencerro. Hasta pronto.